Salomé 1923
La tensión dramática de la obra reside visualmente en el gesto rígido y malvadamente perdido de Alla Nazimova. No sólo en su rostro, en sus ojos y labios crispados sino que se extiende por todo su cuerpo para dotar cada escena de una calidad pictórica sobervia. Es una interpretación personal alejada de la languidez que en realidad transmiten las obras de Beardsley, el referente más cercano del film. Esta no es una perversión juguetona como la de aquel, es un camino a la locura...
El vestuario creado por Rambova, esposa de Rodolfo Valentino y probablemente amante de Nazimova, sí bebe mucho más de los dibujos que realizara Beardsley para la obra de Wilde.
Sorprende pues, que sea una película americana, demasiado esteticista, demasiado inmoral...
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